No
se debe emplear el suelo de madre tierra en cultivos inútiles
que envenenan a la gente volviéndola adicta a productos tales como
el tabaco, café, té y otras drogas. Tan solo el área
destinada al cultivo del té es comparable a todo el campo agrícola
de Europa, de esta manera, el mal destino que le damos- a nuestros suelos,
impide la suficiente producción de alimentos, para una cada vez
mayor desnutrida humanidad.
No más explotación industrial de la tierra. No más monocultivos. La agricultura comercial, con sus cultivos artificiales, debilita las defensas naturales y sus productos son cada vez menos nutritivos y más mal sanos. Se deben combinar los bosques con los sembradíos, con el fin de mantener el equilibrio natural. Transformar los desperdicios orgánicos en estiércol vegetal (abono). Esto es oro para un agricultor. Además estas prácticas proporcionan placer y se disfrutan enseñándolas a otras personas. Transformar los desperdicios humanos en fertilizantes a través de retretes secos, en el campo, fincas, haciendas etc. Donde sea posible, cultivar huertas familiares o comunitarias, obedeciendo la ciencia de la agricultura- orgánica. Aprender el arte de elaborar jugos naturales, conservas, y mermeladas que serán útiles en invierno. |